domingo, 11 de mayo de 2008

Los jóvenes toman el Almacén Central durante la celebración del tercer concurso “Graffiti de las Minas” en el que se expresaron con su música, sus gra

Graffitis para el recuerdo de la minería
EL Almacén Almacén Central volvió a tener un día grande en su larga historia. Y esta vez más que nunca, rodeado de juventud. Juventud que demostró que sabe hacer cosas, y que se puede contar con ellos para participar en grandes eventos que lleven el nombre de Peñarroya-Pueblonuevo y que sirvan para recordar parte de la historia que ellos no han vivido, pero de la que han oído hablar con añoranza a sus mayores y que han grabado en su memoria. Desde temprano muchos jóvenes con ganas de participar y de ser protagonistas por un día, estaban a las puertas del Almacén Central. A las diez de la mañana de un sábado de puente se abrían las puertas del concurso "Graffiti de las Minas", que ya cumple tres años desde que el Colegio de Ingenieros Técnicos de Minas de la Provincia de Córdoba lo creara. Entonces el concurso se ideó para que fueran los graffitis con motivos mineros y de patrimonio los que pusieran una nota de color dentro del edificio que acogió las jornadas que fueron el embrión de lo que ahora serán las II Jornadas Internacionales de Minería y Patrimonio Ciudad de Peñarroya-Pueblonuevo, que se celebrarán en esta ciudad entre los días 22 y 25 de mayo. Ahora el concurso es una forma más de dar valor al extenso patrimonio minero e industrial con el que se cuenta. De todas formas los graffitis dibujados durante la jornada del día 3 de mayo quedarán expuestos, junto a los de las dos ediciones anteriores, durante la celebración de las jornadas en el mismo Almacén Central.Los graffitis serán admirados por todos los participantes en III Feria de Minerales, Gemas y Fósiles y en la III Exposición de Patrimonio Minero que se celebrarán paralelamente a las jornadas técnicas y competirán en admiración con las obras de los participantes en el II Concurso de Pintura Rápida.Con toda una jornada por delante, los jóvenes participantes ocupaban su lugar ante unos paneles completamente blancos de más de dos metros de alto y otros tantos de ancho a los que se tendrían que enfrentar. Como única arma, su propia creatividad y la ayuda de muchos botes de pintura y un boceto en la mano que anteriormente habían presentado a la organización para una preselección en la que primaba la calidad artística y la originalidad. De fondo, durante todo el día, la música hip-hop ponía la banda sonora y servía de musa a muchos de los participantes, otros se resguardaban en la que se reproducía en sus auriculares. A las pocas horas, y antes de hacer un breve descanso para recuperar fuerzas con la paella que la organización había preparado para los participantes, ya se empezaba a vislumbrar lo que finalmente serían los trabajos que el jurado tendría que calificar. También el numeroso público mayoritariamente joven que recorría una y otra vez los casi cien metros del Almacén Central que ocupaban los concursantes, empezaban a hacer quinielas sobre quienes serían este año los ganadores. Los conocedores del concurso y los propios concursantes tenían, desde el primer momento, claros favoritos por su trayectoria en años anteriores. Dando un paseo se podía apreciar maquinaria minera, mineros de cuerpo entero o solo su cara, y letras que todos se empeñaban en saber que significaban. Los propios graffiteros dejaban por momentos su trabajo para apreciar lo que hacían otros concursantes o los dos, que fueran de concurso, hacían una demostración. Entre ellos alguno con 12,13 y 14 años no perdían la oportunidad de aprender de los que ya llevan muchos años. Para ellos este concurso ha servido de experiencia inolvidable. Durante toda la jornada otros jóvenes ofrecían al, por momentos mucho, público asistente un curso de iniciación y posteriormente una exhibición de skate, en que demostraron su agilidad y el manejo de los monopatines con el que demostraron que eran capaces de hacer cualquier cosa.Los ganadoresA las siete de la tarde el jurado y muchos curiosos apreciaban los gaffitis a la vez que recibían las explicaciones de sus creadores que demostraron que para participar en el concurso se habían documentado y que en muchos casos sus trabajos tenían un significado muy superior al valor artístico. Tras una larga deliberación el jurado otorgó el primer premio a Luis Triviño Ruiz cuyo graffiti representaba una vagoneta minera, que homenajeaba al desparecido pozo San José, y en la que se aparecían las fechas de apertura y cierre del pozo minero y una corona mortuoria. El segundo premio recayó en el cordobés Rafael Jimenez Reyes "Peke" por un graffiti que mostraba una expresiva cara de un minero. Daniel Cabrera Pozuelo se hizo con el tercer premio por un graffiti lleno de color que representaba el nacimiento de la minería y de la industria al golpe de pico de un minero.
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