Adalberto García-Donas León
Los años pasan, y para las hermandades, poder realizar su estación de penitencia en las condiciones que ahora las conocemos, es todo un reto al que debemos enfrentarnos todos los hermanos cofrades mirando en una misma dirección y teniendo muy claro para qué y para quien estamos utilizando nuestro tiempo libre y hasta nuestro dinero, y aun así, en pueblos como los nuestros, inmersos en una depresión económica bastante profunda de la que muy poco a poco estamos saliendo, dependen de muchos factores, principalmente del económico y sobre todo del humano, si uno de estos dos falla, corremos el riesgo de volver al oscurantismo de tiempos pasados.
Este año, que yo sepa, dos hermandades, una de Belmez y otro de Peñarroya-Pueblonuevo, curiosamente las dos cuentan entre sus titulares con María Stma. de los Dolores, han tenido problemas para realizar sus respectivas estaciones de penitencia en circunstancias normales, las dos han tenido que acortar su recorrido y adaptar sus pasos a la triste realidad. La de Belmez reduciendo el paso de la virgen para adaptarlo a las 13 costaleras con las que contaba y la de Peñarroya-Pueblonuevo, colocándole ruedas al Santo Entierro y aceptando la ayuda en cuanto a costaleras de otra hermandad local.
Sea como fuere, los gustos de la juventud están cambiando y sin pretenderlo, estoy seguro, están tirando por tierra, lo conseguido en estos últimos años en los que pasamos de una Semana Santa triste y austera, sin apenas emoción, a una Semana Santa llena de vida, una Semana Santa participativa que ha conseguido, gracias a esa juventud, invertir la dinámica por la cual cientos de personas abandonan nuestros pueblos hacia otros lugares. Con el trabajo constante hemos conseguido no sólo retener a esas cientos de personas que se iban, sino atraer a otras tantas a presencias nuestros desfiles procesionales.
Hagamos entre todos un esfuerzo más y luchemos por mantener nuestro patrimonio religioso-cultural, porque haciéndolo así, estamos ayudando también a nuestros pueblos, a su economía y a que al menos por unos días, esos que no lo conocieron, vivan y sepan lo que era ese ir y venir de cientos de personas de otros tiempos, que nunca debimos perder.
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