martes, 15 de abril de 2008

Peñarroya-pueblonuevo, ayer

TRES enormes chimeneas, multitud de edificios industriales en la más absoluta ruina repartidos en una superficie de varias hectáreas y un interesantísimo edificio, el de los almacenes generales: eso es lo que hoy queda de lo que fue el complejo industrial más importante del Sur de España en el primer tercio del siglo XX. Nos estamos refiriendo al estado actual de lo que fueron las instalaciones de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya, ubicadas en las proximidades de esta población.
Concebida con la intención de aprovechar las hullas del Valle del Guadiato para tratar las galenas argentíferas del Sur de las provincias de Ciudad Real y Badajoz, en 1881 se constituye en París la sociedad citada a la que se aportan diversas concesiones mineras en las zonas referidas. La Entidad comienza inmediatamente su actividad y decide establecer sus instalaciones industriales en los alrededores de Peñarroya, que poco antes tenía menos de 1.000 habitantes.
La actividad de la Compañía resulta muy rentable desde un primer momento, pero para su desarrollo son un lastre las deficiencias de los transportes que en su mayoría eran con animales; sólo en el valle de Alcudia llegó a haber 10.000 caballerías trabajando para ella. Para resolver este cuello de botella, la Sociedad construye el Ferrocarril de vía estrecha Peñarroya-Fuente de! Arco, que entra en servicio en 1895 y le permite una más racional explotación de las minas de las proximidades de Azuaga. Poco después, en 1899, queda ampliado hasta Puertollano.
Con una política consistente en transformar todas las materias primas que extrae, en las primeras décadas del siglo XX -acaso su época de mayor prosperidad- la Empresa tiene en Peñarroya instalaciones industriales de tratamiento de minerales, fundición de plomo, fabricación de ácido sulfúrico, fertilizantes, papel y sacos, amen de una central térmica, erigiéndose la localidad en una ciudad industrial de primer orden.
La empresa llega a tener 3.000 obreros en las instalaciones industriales y algo más en la actividad minera. Para atenderlos, construye un bello hospital en 1918, cuando aún no había seguridad social en España. Curiosamente, este edificio es hoy día sede de un centro del Servicio Andaluz de Salud. Paralelamente, la población de Peñarroya crece sin cesar. Allí llegan gentes de los alrededores y del Sur de las provincias de Badajoz y Ciudad real, alcanzando la población del núcleo urbano más de 40.000 personas, de un nivel de vida muy alto para la época, lo que repercute positivamente en otras actividades económicas desarrolladas en la localidad, entonces una de las más prósperas del Sur de España.
Comienza a declinar la actividad de la sociedad en los años veinte de! siglo pasado, debido al agotamiento de las minas más productivas y a que no cuenta con una dirección tan imaginativa y eficaz como la de finales de la centuria anterior. Así, en 1929 se venden la fábrica de papel y la industria yutera y para entonces las instalaciones directamente relacionadas con la minería sufren un declive acorde con el de ésta.
En octubre de 1936 las tropas nacionales toman Peñarroya, pero no el resto de la zona en que opera la compañía, lo que impide el desarrollo normal de sus actividades durante tres años, en los que, además, es militarizada por los dos bandos contendientes.
Entrados los años cincuenta del siglo XX, la producción de metales era bajísima, y la de hulla, de baja calidad; por ello, aquella se suspende y, en 1961, los activos relacionados con el carbón se aportan a Carbonífera del Sur -empresa dependiente del Instituto Nacional de Industria- con lo que la compañía cesa toda actividad en la provincia de Córdoba ochenta años después de su creación. Y Peñarroya-Pueblonuevo ve agudizado un declive económico y social que había comenzado mucho antes.
Como se ha dicho, no es mucho lo que queda, pero creemos sería de interés el diseño de un itinerario turístico que comprendiese las emblemáticas oficinas de la sociedad -de acento francés y ubicadas en el centro del núcleo urbano-, el hospital, los almacenes generales -necesitados de una reparación más decidida de la que lleva a cabo actualmente una escuela taller- y las ruinas de las instalaciones industriales, lo que exigiría que no siga su desmantelamiento. El atractivo museo minero existente podría ser un complemento de la visita, al igual que pasear por la vía verde que se podría construir sobre la pista del ferrocarril de vía estrecha desmantelado.
Son muchas las preguntas que nos vienen a la mente a la vista del penoso fin de las actividades de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya en la provincia de Córdoba: ¿Hubiera tenido otro devenir la empresa si hubiera contado con una dirección más competente a partir de la primera década del siglo pasado? ¿Acaso la población local fue poco emprendedora y no creó un tejido industrial en la época de prosperidad? ¿Quizá los poderes públicos acudieron demasiado tarde en auxilio de la empresa? Quede para otra ocasión el análisis de estas cuestiones.
Colectivo de opinióन
http://www.abc.es/hemeroteca/historico-13-04-2007/sevilla/Cordoba/pe%C3%B1arroya-pueblonuevo-ayer_1632511238402.html

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