El Cerco, esa ruina maldita que solo provoca dolor. Dolor en la memoria de quienes conocieron su esplendor; dolor también en el cuerpo de este pueblo que sigue separado por esta yaga inmunda que rompe de manera escandalosa la unidad territorial y afea y perjudica enormemente la imagen de Peñarroya Pueblonuevo; dolor también en todos aquellos que una vez tuvimos en la punta de nuestros dedos la oportunidad histórica de que este vertedero de lejanas añoranzas fuese recuperado y que sentimos como arrancaban esta ocasión como el que siente que le desgarran un brazo o una pierna, a pesar de las 3.000 firmas de personas que lo exigieron en su momento; dolor porque la costumbre nos hace ver normal que esos miles de metros cuadrados sigan impunemente ahí, al lado de donde la gente vive, come, crece, pasea, compra y se educa y que continúen con toda normalidad adosados a la columna vertebral de un pueblo que se ha acostumbrado a ser siamés de desechos y ruinas.No alcanzo a comprender como esta situación se sigue manteniendo indefinidamente sin que nadie mueva un dedo. Es del todo incomprensible que casi un tercio de la extensión habitada de un pueblo esté ocupada por ruinas, miseria, escombros y dejadez absoluta. Y que encima esté lindando justamente con el centro neurálgico de esta ciudad, con sus parques, sus tiendas, sus bancos, su administración de hacienda, sus bares, sus mercados y mercadillos. Es como el que se acostumbró a comer al lado de la taza del váter... se acostumbró y le parece normal, y esta normalidad ya es endémica en esta población, habida cuenta que la costumbre se acaba convirtiendo en norma. En este caso, la costumbre nos hace ser los eternos vecinos de las escorias, las ruinas, los pozos abandonados y los escombros desparramados; solo nos separa de este esperpento (y solo en algunas ocasiones) un muro, vergonzoso ya a motu propio, con la suficiente altura para que la vista y los sentidos lo perciban todo, o al menos casi todo.Pero lo que ya supera la desfachatez más absoluta es que ninguna, ninguna administración pública menee ni el más mínimo pelo de sus pestañas para, en primer lugar, denunciar este hecho ante los estamentos correspondientes y en segundo lugar, intervengan de manera contundente en beneficio de esa población a la que se deben y que los eligió para que les representen. ¿De verdad creen, políticos del tres al cuarto, que los ciudadanos de Peñarroya Pueblonuevo somos tan gilipollas como para tragarnos y admitir que ésto no tiene solución, que es del todo imposible que desaparezca de una puñetera vez esa visión espantosa y denigrante que el Cerco ofrece a todo aquel que la mire y se pueda regenerar ese espacio definitivamente de cualquier otra manera que no sea la dejadez y la desidia y que además se le busque una solución beneficiosa para todos, eh, de verdad creen eso?.A partir de ahora, con todo el riesgo que esto me pueda conllevar, voy a dedicar parte de mi tiempo y de mis herramientas en dar el coñazo a quien se ponga por delante para reivindicar mi derecho a tener un pueblo digno y, por supuesto, que ese Cerco, maldito Cerco, deje de ser una herida cangrenada y putrefacta para los intereses de mi pueblo.Busco suscriptores para esta causa.
Publicado por Manuel
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