jueves, 17 de abril de 2008

ला VÍA ESTRECHA "PEÑARROYA-PUERTOLLANO





Jueves, 17 de Abril de 2001 PRIMER DIARIO DIGITAL DE LA MANCHA


LA VÍA ESTRECHA "PEÑARROYA-PUERTOLLANO" (II)
La vertiginosa expansión de Peñarroya en sus primeros años de historia
Andrés Usero Moreno, Puertollano
La expansión de Peñarroya comenzó en el mismo momento en que se firmó su acta de constitución, pues una de las cláusulas de aquel documento era el arrendamiento ilimitado de las explotaciones que los Rothschild tenían en Almodóvar del Campo, concretamente los grupos mineros Victoria, Collado y San Serafín; también se incluían en este arrendamiento las explotaciones de la Carolina y las de Llerena, en la provincia de Badajoz. Pero la cosa no iba a quedar ahí, y la expansión de Peñarroya en sus primeros años de existencia sería vertiginosa.
Lo primero que llama la atención es la paradoja que ocurriría el 30 de marzo de 1893, en esta fecha, la empresa matriz, la Sociedad Hullera y Metalúrgica de Bélmez, sería absorbida por su filial, la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya, así, a partir de esta fecha, las “hermanas gemelas” pasarían a formar un solo cuerpo. La absorción se produjo, en gran medida, gracias a los tremendos beneficios que Peñarroya obtuvo de la explotación de las minas de plomo de El Triunfo y San Quintín, verdaderos motores de la compañía en sus inicios. Con la absorción de la Hullera de Bélmez, Peñarroya pasaba a producir los carbones que luego utilizaría en el tratamiento metalúrgico del plomo.
La expansión continúa. En 1896 Peñarroya compra el activo de la Sociedad Victoria, compuesto por las minas de plomo argentífero San Froilán y Elisa, en Villamayor, y libera a San Quintín de los derechos que sobre ella poseía el consorcio escocés de Samuel Dobree. Al año siguiente realizaba una nueva ampliación de capital de un millón de francos.
Entrado el siglo XX, la Sociedad cambia su política de compra o arriendo directo de explotaciones por otra un tanto más sutil pero de iguales resultados: la participación directa en sociedades mineras que explotasen minas de interés para la S.M.M.P. La primera de estas participaciones fue la “Nueva Sociedad de las Minas del Horcajo”, en 1902, con la que Peñarroya desembarcaba en esta conocida zona plomera ciudadrealeña. La anterior dueña de la mina, “Cie. Minière et Métallurgique del “Horcajo”, se veía incapaz de hacer frente a la súbita venida de agua que se le había producido en la mina, a razón de unos 10.000 metros cúbicos por día y a unos 500 metros de profundidad, a lo que Peñarroya contestó con un contrato de ayuda, merced a su mayor poder tecnológico, que pronto acabaría en la constitución de la Nueva Sociedad y, al final, con la absorción total de la Sociedad por Peñarroya.
En 1912 la “Compagnie Française des Mines et Usines d Escombreras Bleyberg”, ante una difícil situación producida por la quiebra de la Banca Roux y los pobres resultados que le proporcionaba la mina El Soldado, decide fundirse con Peñarroya aportando a ésta sus activos, entre los que estaban las minas Asdrúbal y Terrible 2ª de Puertollano. Así fue como la S.M.M.P comenzó su presencia puertollanense, si bien ya desde prácticamente su creación en 1881 tenía la propiedad de la fundición Nuestra Señora de Gracia, comprada a sus anteriores propietarios los herederos de Villanova. La baja calidad de algunos carbones de Puertollano hizo que éstos no fueran competitivos y que, por tanto, sólo fueran utilizables para la producción de energía eléctrica, de tal forma que Peñarroya se lanzó a la construcción de una central térmica en Puertollano, lo cual suponía la entrada de la S.M.M.P. en el mundo de la producción y distribución de electricidad a gran escala en el Sur de España. Al mismo tiempo, y a raíz del descubrimiento fortuito de unos esquistos bituminosos en 1913, se inicia, en 1916, la destilación experimental de pizarra bituminosa para la obtención de gas combustible; a partir de 1927 se acometería el tratamiento industrial de este mineral. En 1955 la destilería de Peñarroya entregaría el testigo a la nueva destilería que la Empresa Nacional Calvo Sotelo había construido y que, a la postre, sería el germen de lo que hoy en día es la refinería de REPSOL. La presencia de Peñarroya en Puertollano se dilató hasta el cierre total de las minas el 31 de Diciembre de 1975.
Pero la fusión con Escombreras Bleyberg le da a Peñarroya algo más, y seguramente más importante, que las minas de Puertollano: una metalurgia de plomo en el puerto de Cartagena, lo cual le iba a permitir salir de su tradicional zona de actuación en las provincias de Córdoba, Ciudad Real y Badajoz al tiempo que disponer de un punto desde donde poder abastecerse, con mucha facilidad, de materias primas y minerales extranjeros. Comenzaba, pues, la expansión de Peñarroya por el resto de España y algunos países europeos.
En 1913 Peñarroya realiza otra importante absorción, la de la Sociedad G. y A. Figueroa, Gonzalo y Alvaro Figueroa, conocido, éste último, como Conde de Romanones. Ahora, la S.M.M.P., con la adquisición de los bienes de los Figueroa pasaba a ocupar un importante puesto, no sólo en la extracción y metalurgia del plomo, sino en la elaboración del mismo. Por otro lado, el acuerdo con los Figueroa, una familia empresarial con gran influencia en el panorama político español, (al fin y al cabo Alvaro Figueroa, el Conde de Romanones, era ya uno de los políticos liberales más influyentes de los inicios del siglo XX) iba a permitir que Peñarroya salvase en parte las exigencias nacionalizadoras del Decreto de 1921 y que de no ser así hubiera hecho peligrar la vida de la Sociedad.
Charles Ledoux
Pero como siempre ocurre con la génesis de las grandes ideas o los grandes proyectos, la de Peñarroya también surgió, primero, en la mente de un hombre, sin duda, adelantado a su época. Este hombre era Charles Ledoux, un ingeniero francés que había empezado su carrera profesional en la Jefatura de Minas de Privas, donde dirigió la investigación de los yacimientos de hierro del Ardèche al tiempo que impartía clases en la Escuela de Maestría Minera de Alès.
La inquietud de Ledoux pronto le llevó fuera de su país, concretamente en 1869 y a Grecia; debía construir un ferrocarril de vía estrecha (también dirigiría el nuestro) para el transporte de escorias que iban a ser nuevamente tratadas para obtener el mineral de plomo que aún quedaba en ellas. Poco después, en 1871, pasaría por Cerdeña para estudiar sus hierros y, al tiempo, también, los azufres de Sicilia.
Para 1874 Ledoux ya estaba de vuelta en París, donde se le confió el control de los ferrocarriles P.L.M. y fue nombrado consejero de las sociedades mineras de la Rochamp y de la Bélmez, momento en el que comenzaría su relación con las minas cordobesas.
En 1875 viajó a la cuenca belmezana y se dedicó al estudio concienzudo de sus minas y del entorno, analizando las posibles causas del progresivo deterioro que sufrían, llevando a la Hullera de Bélmez a una situación difícilmente sostenible. Pronto llegó a la conclusión de que lo que verdaderamente hacia falta en la zona era una reorganización de todas las explotaciones, poniendo orden en los negocios que las empresas francesas tenían en el sur de España y que, en multitud de ocasiones, actuaban de forma caótica perjudicándose las unas a las otras. Así concibió el convenio entre la Hullera de Bélmez y la casa Rothschild, de tal manera que se ordenasen las producciones hulleras de la primera y los intereses en el plomo y la plata de la segunda. Había nacido la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya.
Inicios de la Vía Estrecha
Son las explotaciones mineras las que dan impulso al ferrocarril de vía estrecha (un metro entre raíl y raíl) a ambos lados de Sierra Morena. En 1873 se descubre carbón en Puertollano, comenzándose la explotación del mismo al año siguiente en “La Extranjera”, primera mina de la cuenca; el ferrocarril hacia Alcázar, y desde allí hacía Madrid o hacia Alicante, se convierte en la salida natural del mineral puertollanero. Unos años después, en 1887, la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya comienza la explotación de las minas de San Quintín, situadas en los términos municipales de Villamayor de Calatrava y Cabezarados, minas de galena que, al parecer, ya habían sido explotadas por los romanos, habiéndose encontrado trabajos de hasta 100 metros de profundidad. Para dar salida al mineral extraído en “San Quintín” se acometió la construcción de una línea hasta Puertollano; el 3 de Diciembre de 1898 se inauguró hasta Almodóvar, terminándose el tramo hasta Puertollano al año siguiente.
Y a no muchos kilómetros de Puertollano, pero al otro lado de Sierra Morena, se encontraban las minas de plomo de Bélmez, las de “Santa Barbara”, las del “Soldado” y las de carbón de Peñarroya-Pueblonuevo, también explotadas por la S.M.M.P. Para permitir que el plomo bruto llegará a la fundición de Pueblonuevo, al tiempo que el lingote fabricado saliese hasta Sevilla, Peñarroya construyó una línea, de vía estrecha por supuesto, hasta Fuente de Arco, donde enlazaba con la línea de M.Z.A que iba hasta Sevilla. La línea, de 68,596 Km, entró en servicio el 25 de Agosto de 1895 con 4 locomotoras, 74 volquetes, 9 coches y 4 furgones.
Pero los intereses de la S.M.M.P. se van extendiendo por el Este, siendo necesario unir por ferrocarril todos estos nuevos intereses con Peñarroya-Pueblonuevo; así, en 1906, se ponen en servicio los 53 Km de la línea entre Peñarroya y Pozoblanco, el 2 de Agosto de 1907 los 40 Km. entre Pozoblanco y Conquista que, al tiempo, daban servicio a las minas del Horcajo mediante un ramal de 12 Km. que unía Conquista con el Horcajo y que había comenzado a construirse en 1903.
Y es en 1912 cuando la suerte de la vía estrecha Puertollano-Conquista-Peñarroya va ha quedar definitivamente echada. En este año, en 1912, la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya desembarca en las minas de carbón de Puertollano, convirtiéndose, en poco tiempo, en la compañía extractora más importante de la cuenca. La unión de Puertollano con Conquista a través de ferrocarril era, simplemente, una cuestión de tiempo.
Es más que evidente que el ferrocarril en sus inicios no era visto como un medio de transporte para personas sino como un sistema rápido y eficaz de transportar mercancías que venciese definitivamente los inconvenientes de la tracción animal. Así, son las incipientes regiones industriales inglesas de la primera mitad del siglo pasado las primeras que adoptan el nuevo sistema de transporte, necesitadas de una forma rápida y barata para acercar sus productos al mercado al tiempo que abaratar los costes derivados del transporte de la materia prima.
En nuestro caso la situación es similar. A medida que la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya se va implantando en la cuenca del Ojailén es necesario mejorar las comunicaciones, sobre todo para sacar el mineral extraído hacia mercados donde poder venderlo o transformarlo en producto elaborado. Sin ferrocarril, la única forma de sacar el mineral era a través de arrastres animales, generalmente mulas, que se movían por caminos de herradura, es decir, por caminos por donde ni siquiera podían circular carros u otros vehículos con ruedas. El coste de este transporte era elevadísimo, haciendo que el precio del mineral no fuera competitivo en relación con otros de transporte más sencillo. Por ejemplo, en 1902, 221 conductores y 1039 caballerías se ocupaban del transporte de mineral en toda la cuenca minera. Y, otro caso curioso, era el de las Minas del Horcajo, cuyo mineral había que sacarlo a lomos de caballerías hasta la estación de Veredas, donde ya podía embarcar en ferrocarril. Ya en la Estadística Minera de España de 1896 se hacía patente esta situación y se decía textualmente “...el movimiento industrial de este distrito (Ciudad Real) depende de la apertura de nuevas vías de comunicación, del desarrollo de obras en proyecto y de la mayor actividad en alguna de las existentes...(minas)”.
El ferrocarril Puertollano-Conquista, y por extensión el Puertollano-Peñarroya-Fuente de Arco, era un tren para transportar mercancías, un tren carbonero, cuya única finalidad era la de servir a Peñarroya disminuyendo los costes por transporte, el servicio de viajeros era algo totalmente secundario.
Por fin se acomete la unión de Puertollano con Conquista y en 1920 se comienza a construir el túnel del Horcajo, que con algo más de un kilómetro de largo, concretamente 1056 metros, era el principal escollo del camino, si bien, había otro túnel en el puerto de Niefla. En 1927 se terminaba la vía y se producía la primera circulación de trenes. (Algunos autores, entre ellos Francisco Quirós Linares, sitúan la terminación de la vía en 1928)
Como decimos, la vía entre Puertollano y Conquista (que permitía ya el trayecto continuo entre Puertollano y Fuente de Arco y, por ende, entre Puertollano y Sevilla, o entre San Quintín y Sevilla si tenemos en cuenta que Puertollano estaba unido, también a través de vía estrecha, con San Quintín vía Almodóvar) se inaugura el 2 de diciembre 1927 con tracción eléctrica y siendo la máquina inaugural la 105, conducida por Don Manuel Pozo Mohedano, natural de Bélmez, en la provincia de Córdoba. Su hijo, Don Manuel Pozo Muñoz-Reja natural de Peñarroya-Pozoblanco, curiosamente, fue el que realizó en 1954-55, con planos de la casa francesa Monzies, la construcción de la famosa torre del Terry, de 108,8 metros de altura, a través de la cual circulaban las vagonetas que vertían los estériles al Terry procedentes de la central de Calatrava. Así mismo, ha sido quien ha proporcionado esta información, lo cual, sin duda, le agradecemos sin reparos. El coste total de los 217 Km de vía estrecha desde Puertollano a Peñarroya fue de 5.191.000 pts.

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